18/12/11

Una noche para recordar (Blanca)

 1999
Como cada año, seis amigas de la infancia se encuentran para cenar en un día del navideño mes de diciembre en la ciudad de las casas colgantes, Cuenca. Este año, toca un restaurante algo rústico, pero encantador para rememorar viejos recuerdos olvidados por algunas y aún presentes en las mentes de otras. Las mujeres solo se ven todas juntas un día al año, siguen esta tradición desde hace una década.
No es que no se vean por no querer; al hacerse progresivamente capaces de estudiar un profesión  la gran mayoría emigró a otras ciudades mas grandes, haciendo cada una sus vidas, disfrutando lo mejor posible.
Pero hay algo que las une: la infancia y la juventud, las sesiones aburridas de la clase de matemáticas en un colegio público, las escapadas al cine central, las tardes saltando a la comba. También las preguntas cómplices del sexo y algunos desamoríos que separaron a algunas.
Se vieron crecer, experimentando los cambios en sus cuerpos y su forma de pensar. Y eso no se olvida .Las circunstancias de la vida lograron separarlas, pero una vez al año dejan a un lado sus responsabilidades para no dejar de reír durante una larga velada.
Mamen tiene 31 años, vive en Tarragona; está divorciada desde hace tres años. Tiene un hijo algo travieso de 6 años, ahora esta con el padre. Es peluquera en un centro de estética. Le gustan las películas románticas y el café con leche.
Pilar tiene 30 años, es la única que vive en Cuenca. Embarazada de su segundo hijo. Ama de casa, esta casada desde hace diez años con el dueño de un pub. Es la mujer mas alegre del grupo; le encantan los niños y le gusta leer los clásicos ingleses y franceses.
Amparo; 29 años, vive en Valencia desde los 15. Es lesbiana, no de profesión, claro. Es profesora de educación infantil en un colegio de monjas. Tiene pareja desde hace tres años, están pensando adoptar a una niña china. Le gusta ponerse morena en la playa y pasear en bicicleta por el Turia.
Manoli, la mayor de todas, 33 años, vive también en Valencia; es dependienta de unos grandes almacenes, en la sección de cosmética. Este año ha empezado primero de la carrera de Psicología. Está casada pero sin hijos.  Es la única que no ha podido acudir a la cena porque está ingresada en el hospital, fue operada hace poco.
Helena; 30 años, vive en Madrid. Es madre soltera de una niña preciosa de 4 años. Abogada de profesión, con suerte. Le gusta cocinar, sobre todo la repostería; le interesa la política y hace sudokus cada día.
Dulce, 32 años, vive en Barcelona. Soltera y sin compromiso, es adicta al sexo y nunca ha tenido una pareja estable. Es camarera de un restaurante italiano. Le gusta la música hevay y no le gusta nada los hombres pesados en una discoteca.
Seria una velada nostálgicamente encantadora.




TELÓN

Restaurante El pozo verde, en la calle Los olmos, num. 14; mesa resevada numero 5; 22.00h de la noche. La cuatro amigas se encuentran en las puertas del restaurante, esperando a la última, Helena. Todas estaban con los hombros encogidos y temblando a causa del frío.
PILAR: ¿A avisado que llegaba tarde?
MAMEN: Tranquila, Pili, que no tardará en llegar ¿No te acuerdas de que esta mujer siempre llega tarde? Es como las novias el día de su boda.
PILAR: ¿Le habrá pasado algo?
AMPARO: No creo, chica; lo que pasa es que siempre se arregla demasiado para estas ocasiones.
DULCE: (Móvil en la oreja) ¡Helena! Escucha mujer, ¿donde estas?(...) que te estamos esperando(....) bueno, pero no tardes que tenemos las narices mas rojas que...(...)Vale, hasta ahora .(Cuelga) Dice que tarda 5 minutos que no encuentra sitio para aparcar.
Después de un rato.
MAMEN: Ya la veo a lo lejos!! Por fin!!
AMPARO: ¡Uy! Se ha cortado el pelo, mira que no decírmelo por teléfono.
HELEA: ¡Hola chicas! Perdonadme el retaso! Qué estrés llevo encima, joder, si lo sé cojo un taxi!
Besos y abrazos de la última en llegar a sus amigas.
AMPARO:¡Chiquilla! Mira que no decirme lo del pelo (tocándoselo). Oye, pues te queda bien...
HELENA: (Riéndose) ¡Sorpresa! Es lo que tiene no vernos muy a menudo, que digamos.
PILAR:¡Y la de cosas que hay por contar esta noche!
La cinco mujeres entran al restaurante.
DULCE: Buenas noches, reservamos hace una semana una mesa para cinco personas. Soy Dulce Miralles.
MOZO: Buenas noches. Un momento que lo mire( Mira en una lista el número de reservas y asiente con la cabeza). Sí, muy bien. Mesa para cinco en una esquina. Síganme.
El mozo las acompaña hacia una mesa redonda de madera de pino, con preciosa cubertería y el mantel más blanco que la leche de vaca, en la pared hay un cuadro que muestra un paisaje de montaña.
MOZO: Ahora vendrá el camarero a atenderlas ( se va con andares rápidos).
La mujeres asienten y se sientan con parsimonia, admirando la rusticidad del local.
AMPARO: Pili, que te vea comer, niña...tienes que hacerlo ahora por dos ¿Sabes ya si es nene o nena?
PILAR: Es un niño, otra vez.
MAMEN: Y dinos, ¿tienes antojos?
PILAR: (Riendo) No creo que eso sea verdad, estoy igual que siempre.
HELENA: ¿Y sabéis ya el nombre?
Pilar: A mi me gusta Aarón, pero aún no lo sé.
DULCE: Que nazca con salud, eso es lo que importa.
AMPARO: Di que sí, chica.
HELENA: Bueno, y vosotras dos (señalando a DUCE Y a AMPARO) ¿no tenéis pensado tener hijos nunca?
Las dos ríen al unísono.
DULCE: Yo estoy bien así, no me llama la vena maternal. Además no me gustan esas responsabilidades y pienso que me esclavizaría.
PILAR: (Escandalizada) ¡¡Mujer!! Qué bruta y dramática eres! Que no es para tanto. ¿Y tu Amparo?
AMPARO: Pues Julia y yo estamos pensando adoptar una niña china, pero hay muchas trabas burocráticas y .....
MAMEN: (con aire inquisitivo) ¿Desde cuando lo habíais pensado?
AMPARO: Pues desde verano, más o menos...
MAMEN: (seria) Y anda que has tardado en decirlo, esto, una cosa tan importante...
AMPARO: Mari, no empieces, que ya estamos con lo mismo. No es una cosa para decirla por teléfono. Mira, ahora ha surgido y mejor porque estamos todas juntas. Además, que no es nada seguro. Pero no te pongas así.
MAMEN: Yo os cuento todo por teléfono, no se vosotras...
AMPARO: No estás en la obligación.
HELENA: Va chicas, dejad ese tema. Que esta noche no quiero malos rollos, eh? Joder, es que manda huevos, para una vez que nos vemos...
PILAR: Exacto y no se hable más.
Entra el camarero, vestido de negro fúnebre a la escena.
CAMARERO: Buenas noches (les da las cartas). Cuando lo decidan, avísenme.
PILAR: De acuerdo, muchas gracias.
Todas miran las cartas, calladas y pensativas en su elección
DULCE: ¿Y no hubiera sido mejor un restaurante de menú?
MAMEN: Mujer, la ocasión lo merece.
AMPARO: ¿Alguien me acompaña con la ternera asada?
HELENA: Venga, si insistes...
PILAR: ¿Pedimos vino?
TODAS: (al unísono) Si
Risas femeninas.
PILAR: ¡Camarero! (éste entra en escena) Tráiganos vino, por favor. Y para mí la ensalada valenciana.
Las demás piden lo elegido, el camarero se va, pero al poco rato vuelve trayendo consigo la botella de vino y algunos entrantes.
HELENA: Poco nos va a durar la botella.
DULCE: (Sirviéndose una copa de vino) Ah! Ahora que me acuerdo. ¿Sabéis como está Manoli? Que me he enterado de lo de la operación...
AMPARO: ¿Operación de que?
DULCE: Creo que de apéndice.
MAMEN: Sí de apéndice. Hable hace dos días por teléfono con ella. Salió muy bien la operación.
HELENA: A mi me dijo que sentía mucho no poder estar este año aquí, como el año pasado. Pero éste le ha sido imposible.
AMPARO: Comprensible. Yo cuando vuelva a Valencia la visitaré.
PILAR: Pues dale muchos recuerdos y ánimos de parte de todas.
AMPARO: Descuida, mujer. (Se lleva una porción de queso manchego a la boca, gime con los ojos cerrados) Mare meua, xé que bó!. (Todas ríen). De verdad, delicioso.
El queso manchego pronto se acaba.
MAMEN: Por cierto, ahora que me acuerdo, ¿Cómo está tu madre, Helena?
HELENA: Pues está en la residencia y me da pena porque entre mi hija, la casa y el trabajo no me da tiempo a cuidarla..(Su madre sufre de Alzheimer). Tengo miedo de que no se acuerde de su nieta, ni tampoco de mi.
DULCE: Cuenta con nosotras para todo, eh?
HELENA: Gracias, chicas. Y bueno, propongo un brindis. (Se levanta de la silla y alza su copa de vino; las demás la imitan). Brindo  para que tengamos salud y que esta tradición no se rompa.
El cristal de las copas llenas del líquido granate produce un sonido agudo. Todas sonríen. Beben el buen vino, cosecha del 95’. Se sientan con parsimonia.
El camarero trae paulatinamente los platos elegidos de la carta, pedidos anteriormente por las mujeres de la mesa 5.
PILAR: Dulce, querida; cuéntanos cómo te fue este verano en Roma.
DULCE: Una maravilla, me tiraría toda la noche contándoos.. Siempre he querido ir a esa ciudad, me parece preciosa..me resultó como si antes hubiera estado allí.
AMPARO: ¿Y los italianos?
DULCE: Lo mejor de todo el viaje, pierdo la cuenta de cuántos me tiré.
Todas ríen.
MAMEN: Chiquilla, que no asentaras la cabeza nunca...
DULCE: No, estoy bien así.
Vuelven ven las risas. Apenas comen, tiene más atención al vino dulce, que empieza a hacer efecto.
PILAR: ¿Os acordáis del profesor de ciencias, Arturo?¡Qué risas nos pegábamos en sus clases!
MAMEN: Buah! Muchacha, me acuerdo como si fura ayer de sus grandes gafas de culo de baso, y como hablaba (imitándolo). Risas.
AMAPRO:¿Y de la obra de teatro que tuvimos que representar?...La de Don Quijote.
HELENA: (Riéndose escandalosamente). A mi me toco hacer de Sancho...l¡¡lo que se rieron de  mi!!
AMAPARO: No te quejes, guapa, que a mi me toco hacer de molino... Con los brazos actuando como las aspas.....parecía imbécil.
DULCE: Poco presupuesto, poca decoración.
AMAPRO: ¿Y os acordáis del baile de educación física? Si, ese tan horrible..
.....
Entre risas, se escuha fuerte la voz de una de las amigas
PILAR: ¡¡Por favor, camarero, dos botellas de vino más!!
Aun quedaba noche por disfrutar.
TELÓN
                                                                   Blanca.

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