9/9/14

Miedo y azúcar (Blanca)

 La cena había estado exquisita, un pastel de trufa caramelizado nos descubría el final de tan ricos majares, la repostería, el mejor plato de todos. El final de la cena, pero el principio de la velada. Nos habíamos reunido un día de tantos, gracias a un par de llamadas, antiguas compañeras de la facultad, sí, éramos casi todo chicas. Estábamos en casa de Paola, aquella que era tan amiga de los animales, me gustaba mucho su estilismo, realmente no coincidí mucho con ella, aunque me hubiera gustado; bueno, nunca es tarde, pensé.

Yo sinceramente, cuando acabé la carrera dejé de tener relación con casi todas y no fue porque me llevara mal, simplemente por que no surgió una relación de amistad durante los cinco años de duración de clases, apuntes, trabajos y exámenes. Pero algunas si que estaban enfrentadas, según me comentó Estefanía, un lío de convivencia ya que dos actualmente están viviendo juntas. Sí, la realidad es que durante la cena me sentí bastaste apartada de todas las conversaciones, además tampoco era mi día, se me había estropeado el coche por la mañana para ir a currar y me dolía la cabeza de pensar en la reparación.

De repente, cuando nos estábamos tomando el café, Anastasia comentó que dentro de unos de las tacitas superdecoradas, había puesto una droga, al parecer uno de los sobres de azúcar estaba adulterado. Que íbamos a jugar a un juego muy divertido. Que quien se levantara de la silla, gritara o intentara enviar por debajo de la mesa algún mensaje SOS, la mataría de un balazo entre ceja y ceja. Así que os preguntareis queridos y queridas lectores/as, que a mí no me llegó esa bala que tanto gritaba, “mala suerte que estuviéramos en una casa particular y no en un restaurante”, ya que si estuviera enterrada, no os podría relatar lo que viví.

Me entró pánico, miedo, una especie de catarsis extraña, activándose así mi cerebro reptil. La supervivencia era lo que más importaba en aquellos momentos. Pero curiosamente, también estaba activado mi cerebro humano por lo que reconocí lo absurdo de la situación, notable similitud con una pelicula de mafiosos que había visto hacía dos días con mi hermana, cuando salí de trabajar y mi jefa me echó un puro por haber hecho un error ínfimo. Mientras mi cerebro pensaba todo lo que estoy relatando, si era lo que se me ocurrió.

  • ¿Pero qué coño te pasa? No tiene nada de gracia, Lourdes.- comentó con la voz temblando como una hoja en otoño Cristina.
  • Me cago en la puta, me cago en la puta, me cago en la puta, me cago...- soltaba Estefanía al parecer le había entrado un ataque de pánico, tenía la vista fija en su café.
  • ¡CÁLLATE, OSTIA!- soltó Anastasia.- Os explico. Lo único que quiero es divertirme, vale? Sí, el arma está cargada. Llamadme loca, pero me aburría en mi casa, necesito emociones fuertes e intensas. Sé que me odiareis e incluso me denunciareis a la policía, pero de aquí no se levanta nadie hasta que todas os hayáis bebido el café. Sí, ha sido una velada increíble, chicas. Pero me aburría demasiado. Lo que hace el aburrimiento ¿verdad?.- dijo mirando el arma letal, tan negra y bonita.
    De repente me apuntó con la pistola.
  • Bebe.- me ordenó.- Miré a las demás, todas con los ojos llenos de pánico. Se me ocurrió coger en un momento el spray antiviolación del bolso, pero lo creí ineficaz. La que tenía el arma en posesión era ella, Anastasia. Lo único que tenía que hacer era hacer lo que ella dijera y rezar fervorosamente a Dios, Alá, Jehová, y los demás dioses y diosas inventados por la humanidad para que le diera un ataque al corazón a los veintiséis años de vida, por demasiado estrés y aburrimiento en su vida. ¿Que culpa teníamos nosotras de sus delirios? Bueno, quizás fuera una psicópata, y este golpe lo tenía previsto desde hacía tiempo.
    Cogí la taza y obedecí, el último trago era puro miedo, mezclado con el azúcar del final de la tacita, un café que no había removido.

Blanca

3 comentarios:

  1. Curioso relato Blanca. Has hecho la misma asociación que yo: Azúcar=drogas.

    No me cae bien Anastasia, si se aburra, que lea... y no apunte a sus amigas con un arma y les obligue a consumir drogas si no quieren. ¿Cómo se te ha ocurrido esto?

    Relato extraño, pero me ha gustado.

    Besazos!

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    1. no es una droga, es veneno ;)realmente esta idea me la chivaron, pero luego la cambié :P

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  2. Estoy de acuerdo, muy curioso y surrealista en plan What The Fuck O.oooo????
    Me hace pensar en esta peña que mata a otra peña para salir en la tele, salvando las distancias... Molaría saber qué pasó luego !!!! ^^
    Rosa

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