JACOB
¿Por qué
no la soporto? Diana realmente es siempre todo lo que anelé durante
mi adolescencia. Ella se me antojó una diva nada más verla; sus
ojos azulados me transmitían la paz que ahora ella misma me ha
arrebatado. Todavía recuerdo con suma claridad ese día, estábamos
mis amigos y yo liándola como ninguna otra pandilla en una discoteca
a las afueras de la ciudad. Un amigo mío quería meter bulla y
propinarle una buena paliza a un chaval, que por lo visto, “le
había mirado mal”, según dijo. Yo, ya me estaba comenzando a
cansar de ellos por aquel entonces y cada ve salía menos de fiesta.
Quería estabilizarme, encontrar a alguien con quien poder confiar y
estas a gusto. Choqué con Diana. Le pedí disculpas ya que le había
pisado el pié y al principio algo reacia a las conversaciones con
desconocidos, pero más tarde vio que me gustaba como un tonto y se
apiadó de mí. Yo también le debí parecer atractivo, pensé, sino
se hubiera pirado sin más. Descubrimos un par de gustos en común y
al descubrir que no era el típico chico que busca sexo una noche,
nos dimos los teléfonos y comenzamos a quedar. He de reconocer, que
no es una historia original, pero es la mía. Y la guardo con cariño,
a pesar de todos algunos momentos tan oscuros, en especial ahora.
Durante
el noviazgo Diana era encantadora, una chica recatada, algo tímida,
pero a la vez madura y divertida, si es cierto que tenía sus manías
, como el querer siempre tener la razón en todo o ser algo
excéntrica en algunas ocasiones. Al saberme un loco enamorado, hacía
y deshacía a su antojo y no le importaba lo que pensara, aunque sí
es cierto que en una ocasión me cabreé en exceso y me pidió
disculpas, pero eran pocas las ocasiones. Por aquel entonces, me
creía capaz de soportar de ella todo, con sólo ver sus ojos
celestes me bastaba para ser el hombre más afortunado del mundo.
¿Que suela curso? Mira, me da igual.
Pero la
relación comenzó a hacer equilibrismo comenzando la convivencia.
Después de tres años de conocernos, le propuse de alquilar un
pequeño piso a las afueras de la ciudad, para ahorrar más y ella
accedió, aunque se lo pensó como dos meses. Ahí pude conocer
realmente a Diana, ya que de pasar a vernos una vez a la semana a
todos los días, hay un gran paso. Intentaba ser amable y
complacerla, pero parecía que todo le sentaba como la mierda. Así
que contraataqué y me volví más rudo y terco que antes, por lo que
ella, que no se queda corta dejó de hablarme como una semana, y así
por, desde mi punto de vista, memeces, e ha ido estropeando aquella
mirada tan bonita de antaño. Ahora Diana es mi tormenta y no
se que hacer con ella. Es una tormenta, la amo, pero a veces la
estrangularía.
DIANA
Mis
padres, siempre me lo han dado todo. Soy así aunque a muchas
personas no les guste. Pero también por otro lado, creo que tengo
puntos buenos, ?no?. Todo el mundo los tiene y creo que es
reconocible saber identificarlos y potenciarlos. Soy una chica
responsable, que sabe lo que quiere y muy sincera.
Cuando
conocí a Jacob apenas era una niña, había quedado con mis amigas
para salir de fiesta. Era la primera vez que iba a una discoteca y
aunque a mí no me agradó la idea desde un principio, acepté. Y
bueno, pues ya te puedes imaginar. En realidad, la historia de cómo
nos conocimos no tiene mucho de especial. Me pareció un chico majo y
tenía curiosidad por estar en una relación, ya que mis amigas ya
habían tenido experiencia al respecto. Antes no se... era como más,
atento, más considerado, y aunque realmente él sigue siendo el
mismo siento que algo ha cambiado. Y yo necesito atención. La
necesito porque siempre me ha sido concedida. Cuando me pidió que
viviéramos juntos yo creía que iba a ser otra cosa, creía que,
como comento, iba a estar más pendiente de mí y cuando lo veo
tirado en el sofá viendo la tele como un bobo y yo en la cocina,
pues sí, me dan muchas ganas de matarlo. Pero con amor, porque le
tengo mucho cariño.
Por otro
lado, sé que soy algo excéntrica y que tengo diversas manías. Pero
soy así, y sabe? No pienso cambiar por nadie. La verdad es que esta
odisea barra experiencia de la convivencia me está matando, y no
sólo a mí, sino nuestra relación. Y por eso vengo aquí, que usted
no crea que lo hago por gusto, es una decisión madura y meditada por
ambos.
Así que
sí, podría decir que Jacob se ha convertido en mi luz y mi sombra,
en mi dulce tormento; estoy tan enganchada a e´que se me hace
raro la idea de volverme con mis padres, pero por otro lado, a veces
le tiraría la televisión encima.
El
terapeuta analiza ambos papales con las tareas proporcionadas a cada
uno de los pacientes. Es un caso habitual, la convivencia muchas
veces trae de cabeza a muchas parejas, pero cree curioso el hecho
innegable del apodo que ya no sabe si es casualidad o no de “Tormento
y tormenta”.
Blanca
Curiosa forma de introducir el título... como apelativos que se dan los personajes.
ResponderEliminarSencilla y clara... no me ha gustado el comportamiento de Diana... pues no tiene que cambiar ni nada, pero me repele la gente consentida, y esta es a sabiendas.
Problemas de pareja... aish, da para libros, teatro, cine y comedias músicales.
Un besazo!
Me ha gustado mucho que escribas las dos versiones! Y el hincapié que ambos hacen en el rollo este que les pasa de Amor de hoy, desamor del mañana.
ResponderEliminarMe siento como la psicóloga que los escucha e intenta mediar entre los dos ^^
Mu chulo,
Rosa