11/8/14

Chicago en llamas (Blanca)

Julia comenzó a chillar como una loca desatada. La mandaron callar casi de un manotazo pero apenas la despistó en su labor de cantar a los cuatro vientos que sí, iba a morir. Y eso no le gustaba. La habían acusado de asesinato, y aunque sus intentos de esclarecer que no estaba en sus cabales, que fue un momento el cual perdió la cordura. La engañó con otra, y se enteraba por terceras personas, ¿acaso aquello no merecía también un castigo? Veinte años de matrimonio sirviéndolo cual criada, para que ahora él se desfogue con otra. ¿Acaso es justo que este acto no quede impune?

Así que lo mató. Él volvía de trabajar por la noche, hacía frío y había llovido casi en la totalidad del día oscuro. Julia recordaba que aquella mañana no había café en casa y había ido a pedírselo a su vecina, y que ella no tampoco tenía, así que acabó desistiendo en su rutina diaria, todo comenzó a ir mal desde entonces. Fue directa a la droguería y compró un libro de salfumán. Haría una rica tarta. Para su especial maridito. Lo tenía decidido. Julia, no te reprochó nada, nunca. Pero lo iba a pagar caro aquel canalla, el odio la llegó a cegar, pero tranquila Juli, mantente firme hasta el final. Se tiene que comer la tarta, es su preferida. Cuando la vea, seguro que me dice algo bonito. Pero, no fue así, ni siquiera se lo agradeció, estaba cansado, pero de tanto animarlo a probarla, se comió la mitad mientras Julia se deleitaba mirando como se comía su propia muerte, como aquel cuento en que una bruja le da una manzana a una niña y se vanagloria viéndola comer.

  • Jure que dirá sólo la verdad ante este tribunal. - la voz del juez la hacía sentir cada vez más miserable además de empequeñecerla hasta casi desaparecer del universo.
  • Lo juro.- y sus labios temblaron.

Casi sollozando explicó lo que ocurrió aquella noche. No intentó inventar otra versión de los hechos, pero sí estableció que estaba enajenada de odio en sus entrañas vacías y que al verlo morir, se arrepintió al de pronto recordar los buenos momentos que habían pasado juntos, que, aunque fueran pocos, eran intensos para Julia. Pero al parecer, su versión de los hechos, que aunque verídica, la condena fue pena de muerte en silla eléctrica que en aquellos años comenzaba a utilizarse y su grito ahogado no pareció emocionar a ninguno de los presentes en la sala, casi todo varones.

Al mismo tiempo, Stella, la hija del juez, se avergonzaba de su padre, al creerlo tan cruel y despiadado de mandar matar como un cerdo a una pobre mujer que había actuado por sentimientos de rabia y enajenación mental. Stella era una joven nostálgica, algo callada pero rebelde, con las convicciones muy estudiadas y con un juicio de valores morales que se consideraba adulto contando con la edad que tenía, tan sólo diecisiete. Sentía cierta empatía e incluso la justificaba ya que, mientras Julia expresaba su versión, se imaginaba que estaba en su lugar, y en lo que ella habría hecho.

A partir de esa mañana, Stella le dirigió cuanto menos la palabra a su señor padre y movida por la rabia y el orgullo de no mirarle a los ojos ni decirle lo que pensaba a viva voz, le escribió una carta, en la cual exponía la injusticia de su veredicto, el hecho de que por su culpa, iba a morir una mujer, que sólo había actuado por rabia. Estando esa mañana su padre en la cocina, se la encontró junto con el periódico, y cansado de tanto mutismo por parte de su primogénita y única hija, la paró en seco cuando iba a salir y cogiéndola fuerte por los hombros, le espetó que aquella decisión no la había tomado como un juicio personal, no había nada personal, sino había actuado conforme a las leyes de la nación norteamericana y había jurado ante los medios que lo volvería a hacer si un nuevo crimen de esas características se producía.

Por aquel momento, Stella se veía fugazmente con un joven seis años mayor que ella. Lo había instado muchas veces a que se fugara con ella, hacía otra ciudad que no fuera Chicago, la cual ya veía corrompida y sucia. De hecho, muchas veces, soñaba con incendiar la ciudad, para no volver a verla nunca más y huir, muy lejos, todo aquello que sus piernas le permitieran. Llevaban viéndose cerca de cinco meses y Stella se había prendido profundamente de él, todo lo que Carlo decía, era una verdad absoluta; estaba tan ciega debido a que era el primer chico que le soltaba tantas pantominas de enamorados que el único centro del universo en su vida era él. Y lo peor era que no se deba cuenta. A su madre no le gustaba un pelo aquel chico y se lo repitió por enésima vez, ese chico va a hacer sufrir a mi hija, lo tengo claro, pensaba.

Esta tarde, después de una semana de la fecha del juicio, se produciría la condena y Julia moriría por decisión del magistrado. Stella se había desentendido por completo al pensar que ya nada podría hacer, creyendo una causa perdida y apiadándose por la pobre alma de la condenada.


Aquella misma noche, casi al mismo tiempo de la muerte en silla eléctrica de Julia, un nuevo asesinato se producía. Era Stella, volvía a casa con una pistola en la mano, llorando. Había salido a ver a Carlo.

BLANCA

2 comentarios:

  1. ¿Porqué ha matado a Carlo? Ahora me he quedado con la intriga.

    Relato directo y a su vez nos dejas ahí, con mil cabos por atar. Vas sacando a los personajes, sus situaciones, los interconectas pero no atas todos los cabos. Así dejas a la imaginación de nosotras el pensar que ocurrirá después o porqué ocurrío todo esto.

    ¿Qué le ocurrirá a Stella? ¿tendrá el mismo castigo que Julia y será bajo la mano de su padre?

    Un beso Blanca!

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    1. hola guapaaa :D
      pues te comento.. la idea en verdad he de decir que la saqué de un clásico en el cual sale Bogart que me encantó, una peli antigua de los años treinta, si quieres saber más acerca de la historia, la peli se titulabaen castellano: "Llamada a un asesino".
      Pues sí, la verdad es que ehe querido dejar bastantes cabos sueltos, sobre todo al final, no se si en realidad no atar tanto cabos es malo o bueno... ya que puede dar lugar a la incomprensión. pero nose, me gusta,. lo que he querido dejar entrever es que lo ha matado y dejarlo al libre alberdío de la imaginación de los/as lectores/as. pero en la peli lo explica mejor. y bueno.. no se si he relacionado muy bien el título con la historia, pero me ha gustado como ha quedado. un besicooo

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