15/2/14

Vida y Milagros (Rosa)



7 de junio. Hoy es mi cumpleaños y me han regalado este diario. ¡Voy a escribir todos los días, para recordar los detalles de todo lo que me pasa! Aunque no se ni por dónde empezar. Puede que me falte constancia para mantener algo como un diario. Una vez un chico me dijo que escribía en su diario todos los días por algún tipo de enfermedad mental (quizás lo entendí mal) y a partir de entonces el chico empezó a gustarme cada día un poco menos. Su comentario me sugirió una inestabilidad profunda y sin remedio, y me dije que el diario no podría arreglar algo como eso.

8 de junio. Le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero mucho le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero mucho le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le quiero le mucho le quiero le quiero se lo tengo que decir

15 de junio. Últimamente estoy muy ocupada y no me da tiempo a escribir, tengo mucho que estudiar pero no me gusta lo que estudio y lo paso mal embutiéndoselo a mi cabeza. Además, creo que solo me apetece escribir en el diario cuando me siento realmente mal y me digo que no puedo hablar con nadie.

(…)

6 de agosto. Estoy muy contenta de estar escribiendo a diario en mi diario, como quería hacer, y de que todo sea perfecto. Hace sol todos los días y después de todo he descubierto que me gusta también escribir cuando estoy de buen humor, y luego releerlo todo y rememorar cada delicioso detalle (siempre pienso que podría olvidar cosas bonitas e importantes, y así las conservo seguro y eso me gusta).

1 de septiembre. He estado escribiendo mucho en verano, ¡cómo he podido ser tan indiscreta! He arrancado todas las páginas indiscretas que podrían delatarme si alguien de mi casa encuentra el diario, no quiero que nadie averigüe lo que me pasa. Escribo esto pero después lo voy a quemar, y bien pensado quemare el diario entero. Ayer me pasó algo extraño y esta mañana me he dicho que después de todo no era un sueño y me he levantado muy nerviosa y excitada, además de angustiada cosa a la que ya me he acostumbrado durante las últimas dos semanas.
Me escapé de casa temprano para pasear y decidir qué hacer con el bebé. No tenía ganas de dar la cara en casa y caminé y caminé, sintiendo que no me movía, que estoy invadida, atada a la tierra por cadenas cuyo tintineo sólo escucho yo. Llegué hasta la cárcel abandonada en la que mi hermano y yo jugábamos a ser presos cuando éramos pequeños y tuve el impulso de meterme ahí y fingir que desaparecía del mundo por un rato. El edificio se cae a pedazos. Da un poco de miedo saltar los escombros acumulados en la entrada y meterse porque uno se piensa que se le caerá el techo encima. De pequeña era como un parque de atracciones para nosotros, pero ahora (que me siento mucho más madura) al entrar sentí una opresión en el pecho, casi podía ver el tiempo muerto estancado en cada celda como una enfermedad mal curada, casi podía ver a los presos a mi alrededor rayando en un muro o mordiéndose las uñas o masticando murmullos de desesperación. Y me pregunté: ¿serían buenas personas, malas personas? ¿Qué clase de sueños habrían tenido las buenas, malas personas que durmieran ahí privadas de libertad una noche tras otra? ¿Cuántos habrían muerto encerrados, y cuál habría sido su último pensamiento? Cosas sencillas, pero que en ese momento me revolvían el estómago. Mientras andada acariciando la roída pared del pasillo con la punta de los dedos, alegrándome de que este centro represor se estuviera cayendo a pedazos y de que no fuera a alimentarse del desgaste de más vidas, oí una tos y se me puso el corazón en la boca. Me asomé a la celda de donde había venido el sonido y para mi sorpresa me encontré con un chico unos años mayor que yo, como de veinte, tirado en una manta (un poco sucia, primero me alegré de que no me invitara a tomar asiento, pero terminé por sentarme yo por propia voluntad), leyendo un libro viejo y fumando lo que supuse era marihuana, aunque nunca había visto a nadie fumar eso, pero es que era un olor extraño, como algo que una cabra se hubiera puesto de perfume (si las cabras usaran perfume). Nos miramos como dos enemigos y pensé que se sentía invadido. Al cabo de unos segundos le dije hola, le pregunté cómo se llamaba y en lugar de decírmelo volvió a toser. Me reí y le dije que le llamaría Tos. (Se llama Tomás,  cuando me lo dijo nos reímos los dos, como dos tontos, supongo que porque había acertado media silaba). Yo le dije que mi nombre era Milagros pero que lo odiaba y que todos me llaman Mili. Y de repente me encontré en la celda, sentada en la manta sucia, fumando, y hablando. Relajada como estaba, hablé de más y le conté que estoy embarazada, sonriendo como si ni me doliera ni aterrara estarlo. Ahora sólo lo sabía él, me reí histérica, no he podido decírselo a nadie más, dije, y me miró durante mucho rato. Luego me preguntó muchas cosas, como si me examinara. No me molestó responder a todo, supongo que porque había fumado eso, pero ahora no recuerdo exactamente qué me preguntaba ni qué respondía yo. Pero entonces lo dijo, y fue como si algo se iluminara en mi interior, algo se convertía en luz de cara a mi negro futuro. Me lo dijo como un secreto: su abuela ayuda a jóvenes como yo con este problema, ella podría ayudarme. Nos miramos largamente, yo era puro nervio, me dolía el corazón de tanto preocuparme, he estado visualizándome dentro de siete meses caminando bajo la lluvia con un bebé en brazos al que no tendría fuerzas ni para poner un nombre, sabiéndome una madre indigna y huérfana de padres y amigos (todos a los que conozco renegarían de mi, ellos nunca pueden saberlo o dejarán de quererme) y no hubiera sabido cómo relacionarme con alguien que pudiera ayudarme sin delatarme ante alguien que me buscara la ruina después de conocer mi pecado. Al fin, asentí lentamente a su proposición de llevarme a casa de su abuela. Iré a la cárcel esta tarde a la misma hora que ayer, así hemos quedado. ¡ESPERO QUE ACUDA O ESTOY PERDIDA! ¡Adiós ahora diario, te quemaré por vergüenza, pero gracias por haber soportado mis palabras! Has sido un amigo, siento hacértelo pagar con llamas. Gracias a ti no me he vuelto loca.

4 comentarios:

  1. corto pero intenso; le has dado un toque original al no escribir sólo durante un día (por el tema de que fuera un diario). al principio no he comprenddo porqué está en la cárcel.. pero luego quizás sí,,,, es posible que sea una especie de crítica al anteproyecto de la ley del aborto? ya que la chica está en la cárcel por el hecho de querer abortar.. bueno en verdad no es del todo una cárcel no?¿ sino más bien una especie de edificio abandonado el cual fue una cárcel.
    Advierto un estilo mucho menos retórico como es tu forma casi habitual de escribir... yo creo que es por el hecho de "ponerte en la piel y pensamientos" de una chica joven; y me queda una duda (que seguro que la dejas en incógnito a propósito) y es por qué está embarazada: bueno quizás esté más visible de lo que creo, puede que el chico al que quiere al principio la deje embarazada pero luego se desentienda no?¿
    En general, un relato algo desesperanzador al final y que muestra la cruda situación y el bote salvavidas que puede ser un diario para nosotr@s la importancia de relatar lo que nos sucede. un plaser leerteeeee
    Blanca

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  2. Alaaaaaaaaa :)

    Pensaba que el relato sería todo el rato dentro de la cárcel y alguien escribiendo desde allá (supongo que por qué yo lo he hecho así). Me ha gustado mucho como lo has llevado, a modo de diario día a día y contando algunas cosillas, no muy trascendentales, hasta el final.

    Creo que estos últimos relatos han sido más ligeros, de palabras menos enrevesadas y con un golpe de aire fresco, sorprendente y muy grato.

    Coincido con Blanca, ameno y relajado, pero de tema duro y muy actual. No había pensado para nada en lo del anteproyecto del aborto, pero te ha venido ni que al pelo en la historia. ¿Ha sido adrede?

    Me quedo con lo menos serio de la historia, pero me ha arrancado una feliz sonrisa dentro de ese final tan crudo "como algo que una cabra se hubiera puesto de perfume (si las cabras usaran perfume)" ^^

    Ha sido, obviamente, un placer leerte esposa :) ansiosa para el próximo ^^

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  3. Bueno no intentaba ser directamente una critica al tal anteproyecto de ley pero si supongo que estaba influenciada por la rabia que me inspira. Tampoco queria que pareciera que pasaba ahora, o despues de la aprobacion de la mentada ley cani, por aquello de que es algo que pueda pasar en cualquier lugar donde exista ese tipo de represion.
    Por otro ladito... no se por que a las dos os ha parecido un final tan chungo!!! Parece que si va a encontrarse con el chico que la ayudara a abortar, no?? Y dada su desesperacion, eso me parecia un "final feliz" BUAJAJAJA

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    1. Chungo, pues se ve obligada (como miles de mujeres) a abortar en la clandestinidad, sin métodos seguros, con complicaciones,etc. Feliz, claro, porqué decide abortar y puede conseguirlo, pero, ¿de qué manera?

      Gran relato esposa.

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